Cuenta una leyenda oriental que hubo un rey al que le regalaron dos crías de halcón. Tras entregárselas al maestro domador para que los entrenara pasó un tiempo. El domador le dijo al rey que uno de los de los halcones estaba perfectamente entrenado pero que el otro no volaba y él no sabía lo que le sucedía, puesto que no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio.
La cosa era tan grave que tenían que llevarle el alimento hasta allí. El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó un edicto para buscar alguien que pudiese solucionar el problema hasta que un día alguien hizo volar al halcón.
– Tráiganme al autor de este milagro. Dijo el rey, y enseguida le presentaron a un campesino.
– ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿eres mago, acaso?.
El hombre que era un humilde paisano le contestó:
– Fue muy fácil majestad, sólo le corte la rama en la que se apoyaba. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y entonces comenzó a volar.
Estoy seguro, de que como en el halcón de nuestra historia todos podemos volar. Tan solo tienes que darte cuenta de que posees esas alas, tan solo quizá necesites librarte de todas esas cosas en las que te apoyas y que a la vez que te dan seguridad también te limitan.
A veces la vida nos quita los apoyos que también son nuestros límites. Entonces sufrimos en vez de volar. Pero esto no es necesario porque tú eres el dueño de tu vida, tú eres el constructor de tu destino. Tú puedes volar por encima del sufrimiento y de las limitaciones, descubrir nuevos mundos si estás dispuesto a arriesgar y dejar la seguridad de lo que conoces.
Para poder volar sólo necesitas un sueño, una tarea, un hermoso proyecto, un cielo azul a donde lanzarte con la fuerza de tus alas. No dejes que la vida te empuje, no dejes que sea necesario que te corten la rama. Tú puedes volar si quieres y construir tu destino.
Comprométete con tus sueños y vuela sin descanso hasta alcanzarlos. Enamórate de la Vida y vívela con toda tu fuerza y tu pasión más constructiva y creadora. Disfruta de tus logros, de los paisajes y las ciudades que vas conociendo pero sobre todo disfruta del camino, del viaje, disfruta del vuelo.
Y también disfruta de tus fracasos porque todos los errores son buenos ya que aprendemos de ellos. Todo lo que te sucede es siempre bueno si tú lo ves así, porque todo en tu vida tiene el propósito de tu crecimiento, de que puedas volar, de que llegues muy alto en tu vuelo.
Me encantó esta historia, muchas gracias por compartir. Me llenó de fuerza y energía.