Guía para tomar decisiones vitales. Curso Autoestima lección 13

No debes tomar ninguna decisión sin el convencimiento de que será mucho mejor para ti, entendiendo como mejor, el tener una vida más plena, más gozosa, con menos dolor y sufrimiento.
El placer que puede darte una decisión debe también ser evaluado, debe ser una satisfacción lo más global posible y no algo parcial que perjudique otras áreas de tu ser.
Hay placeres que aportan satisfacción al corto plazo pero después solo queda vacío e incluso daño, como todas las adicciones o el placer de renunciar, no atreverse, evitar el conflicto y otras decisiones que tomamos que, de momento, nos satisfacen algo pero que luego pagamos un precio más elevado que la satisfacción que nos dio.
Que nuestra decisión nos aporte gozo no es la única consideración a tener en cuenta. ¿Qué clase de gozo? ¿Es efímero y luego trae vacío? ¿Tiene un coste añadido? ¿Supone el sacrificio o frustración de otra parte importante de nosotros?
Nunca tomes tus decisiones por los demás, la moral o lo que debe de hacerse sino porque realmente son positivas, válidas y buenas para ti, en el sentido de mejorar tu vida.
Que una decisión sea válida para ti no implica que deba ser dañina para los demás. Este no es un camino hacia el egoísmo y la unilateralidad. El amarte de verdad supone lograr la armonía entre tú y los demás.

Tomando decisiones positivas y vitales
Hemos dedicado unas cuantas lecciones a darte recursos para saber evaluar y poder tomar las mejores decisiones que busquen lo mejor para ti. En esta lección haremos un resumen de todo lo visto.
Lo primero que debes asegurarte es que lo que decides sea una decisión tuya y no del Saboteador Interno que todos tenemos. En algunas personas este personaje es muy poderoso y requiere una atención especial. Cuestiones muy personales que no podemos tratar en un curso general, aunque sí en la versión personalizada del curso.
Sí podemos adelantarte que cuando te dejas llevar por esa voz es porque no estás del todo presente en tu vida, ni has fortalecido al ser adulto y consciente que también eres y que debe ser más fuerte. Fortalecer esa parte tuya es el objetivo del curso y eso, en general, te ayudará.

A la hora de tomar decisiones debes estar presente en ti y tomar conciencia de las siguientes cuestiones:

1.- Tomar conciencia de tu proceso del decidir.
Para ello debes hacerte las siguientes preguntas:

¿Qué estás haciendo? Date cuenta de lo que haces
¿Por qué lo estás haciendo? Sé consciente del por qué haces las cosas.
¿Para qué lo estás haciendo? ¿Qué pretendes ganar o conseguir? ¿Qué pierdes o puedes perder?
¿Merece la pena permanecer en esa actitud, en esa decisión?
Vamos a ampliar estas preguntas tan concretas a un tipo de situación muy frecuente. Una discusión familiar o de pareja, es decir con alguien que supuestamente amas.
¿Qué estas haciendo?  Discutir con alguien que amo.
Por qué lo estás haciendo?  La respuesta serían las supuestas razones que han originado la discusión, a veces peregrinas o sin importancia porque se discute por algo mucho más interior. Me siento amenazado, deseo conseguir algo o evitar algo, etc.
¿Para qué lo estás haciendo? ¿Qué pretendes ganar o conseguir?Aquí la respuesta suele ser muy clara aunque no seamos conscientes.
Discuto para que me den la razón, para imponer mi criterio o supuestas razones.
¿Qué pierdes o puedes perder? Pierdo la armonía, la paz, al menos durante ese momento el amor y gano estrés, tensión y hasta cabreos.
¿Merece la pena permanecer en esa actitud?
Normalmente no merece la pena las discusiones. Nadie gana y todos pierden. 

2,- Evaluar la importancia o no de tu decisión. Su validez.

No siempre vamos a por lo que es realmente importante para nosotros. Debemos tenerlo claro con las siguientes preguntas:
¿Tus actos, metas y propósitos buscan realmente lo que quieres?
¿Buscas lo que quiere tu corazón, tu mente, lo que te han enseñado, lo que esperan los demás o lo que realmente deseas tú?
¿Buscas realmente lo mejor y lo que deseas o más bien un consuelo, distracción o evasión que te haga olvidar que no te atreves o puedes ir a lo que realmente quieres?

3.- Evaluar a lo que te conduce esa decisión. ¿Realmente merece la pena?

Como te dije antes cada decisión que tomamos alimenta o niega algo de nosotros. Aquí se trata de evaluar si nuestra decisión nos hace más grandes o más pequeños.
Hay decisiones que estimulan tu grandeza, te convierten en una persona grande y otras pueden hacerte más bajo, menos orgulloso de ti.
Cada decisión que tomas apuesta por algo y ese algo puede ser lo más elevado de ti o lo más bajo y, de alguna manera, te convierte en ese algo porque alimenta esa actitud.
Si tu decisión es no perdonar y permanecer en el rencor, alimentas tu orgullo y la parte más negativa de ti, una parte que también te hace sufrir a ti.
Si tu decisión es renunciar a algo que en realidad deseas, sea por miedo o cualquier otra supuesta razón, esa decisión te convierte en una persona frustrada, que no se atreve a ser ella misma y vivir sus sueños.
Si tu decisión está motivada por el miedo niegas tu valor y fomentas tu cobardía.

4.- Evaluar si es una decisión vital o bloqueante.
¿Vas a por algo o huyes de algo?
Si es algo que deseas evitar ¿Es un peligro real que sí debes evitar o un miedo sobre lo que podría pasar, es decir imaginario?
5.- Cuantifica energéticamente tu decisión.
¿Qué esperas ganar con tu decisión?
¿Cual será su coste en función de tiempo, energía, recursos, etc.?
Si hay más costes que beneficios, te cuidado a la hora de tomar esa decisión. 

6.- Evalúa el grado de pureza y certeza de tu decisión.
¿Tienes claro lo que quieres, es realmente lo mejor y lo que deseas?
¿Hay algo que condiciona esa meta o propósito?
¿Hay alguna parte de tu ser que no está de acuerdo con esa decisión?
¿Hay recelos, sospechas o contradicciones con respecto a lo que has decidido?
Si es así ponte primero de acuerdo contigo mismo.

7.- El proceso de evaluar
El proceso debe ser meditativo, sereno. Te invito a que respires profundamente, busques un lugar y un espacio para poder reflexionar. A veces da mejores resultados tomar conciencia de todas las variables y reflexionar caminando.
Otras apuntar en un papel lo que vayas descubriendo con tus preguntas.
Todo depende de la complejidad de tu decisión.
Ponte en la perspectiva de las distintas opciones que tengas antes de decidir y, desde cada opción, imagina que tomas esa decisión.
Desde esa perspectiva de haber tomado cada opción hazte las preguntas necesarias y compara las respuestas
Todo esto te conduce a tomar decisiones lúcidas, conscientes y válidas para ti.
Una vez tomadas, como han sido tras un proceso de conciencia y de profunda evaluación, debes mantenerlas salvo que surjan imprevistos que te lo aconsejen, pero no hagas caso a las dudas o miedos que vengan de tu mente. Suelen ser la voz del Boicoteador. Si has decidido, mantente en tu decisión, salvo algo muy definitivo que te aconseje volver a evaluarlo todo.

En la próxima lección tomaremos grandes decisiones, algo para que nos hemos estado preparando durante todo el curso.
La decisión de comprometernos con nosotros mismos.
No te pierdas: Los cuatro compromisos.

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