Los diferentes boicoteadores o Castigadores internos y saber identificarlos no es tarea fácil. Aunque el boicoteador interior se manifiesta en diferentes personajes, su origen es uno, alguien que quiere castigarte de alguna manera y convencerte de que no mereces la felicidad.
Normalmente se alimentan de más o menos escondidos sentimientos de culpa. Los principales personajes bajo cuya forma actúa son:
Los Boicoteadores Interiores
El Castigador o destructor es de los peores porque se alimenta de la culpa y es quien suele hacer más daño. Nada tiene que ver con un maltratador, quien quiere dominar a otra persona usando el control y la fuerza física o verbal. El Castigador es más bien un autodestructor.
El Castigador es un niño muy cabreado que vive dentro de la persona, por no haberse sentido suficientemente querido y además presionado por las expectativas de sus padres o entorno.
Nace de un rebelarse contra todo eso y de ahí sus impulsos autodestructivos. Puede actuar en diferentes áreas de la vida, incluida la profesional pero surge mucho en las relaciones de pareja porque si en algún momento no te sientes querido o importante, se abre la vieja herida y surgen las voces autodestructivas: “Si no me amas, nada merece la pena y a la mierda todo” “No vas a tener nada de mí porque voy a destruirlo todo” “Ahora mismo quiero morirme, fracasar, arruinarme, desbaratarlo todo” En ese mandar al traste todo es, en apariencia, un deseo de castigar a la pareja destruyéndote tú; pero en lo profundo, es una excusa subconsciente para castigarte tú porque al fin y al cabo eres el realmente dañado. Para ello hay que encauzarlo y liberar al Castigador o Saboteador Interno y sobre todo darse cuenta.
Las 7 Formas del Boicoteador
Este boicoteador se puede presentar en forma de diferentes personajes que no son otra cosa que distintas estrategias para seguir restándote. Así puede presentarse bajo las siguientes caras:
- El Perfeccionista es un niño rígido y exigente, moldeado por una educación así y que nunca nos dejará estar satisfechos con nada porque nada de lo que hagamos y suceda estará del todo bien. Nos boicotea haciéndonos creer que para ser válidos tenemos que hacer las cosas perfectas pero como nunca serán perfectas, siempre estaremos insatisfechos de nosotros y sin valorarnos realmente. Ese es su verdadero objetivo, no que hagamos las cosas bien si no que nunca estemos satisfechos y por lo tanto nunca podamos ser felices.
- El Controlador es un niño muy asustado por la falta de armonía en su infancia y le horroriza cualquier cambio porque lo vive como una amenaza y afronta sus miedos, reales o imaginarios queriendo estar por encima, controlando a la persona o situación. El controlador sabe que hay una gran inseguridad en tí y te convence de que serás aceptado y te sentirás bien si eres tú quien controla la situación y las personas. Te engaña así porque en realidad pretende privarte de un encuentro natural y espontáneo con el otro y con la vida. Esa es su forma de boicotearte porque estés acompañado o sólo, en realidad te aísla en tí mismo porque quiere que el otro y la realidad sean sólo una proyección suya y desea que sea así porque tiene miedo a un encuentro verdadero y espontáneo. El controlador aunque esté acompañado está siempre sólo porque no está con la otra persona sino con su proyección, es decir lo que quiere de ella y cómo quiere que sea. Además de que el tener que controlar es una fuente de conflictos y rupturas en sus relaciones. Aquí se desvela el verdadero plan del controlador que llevas dentro, no es que controles a los demás es dejarte sólo, aislarte porque le da miedo estar con los demás.
- El Complaciente es la voz que te invita a olvidarte de tí para darlo todo al otro, decir sí cuando quisieras no e incluso sacrificarte o perderte en el otro. A veces el complaciente se “complace” en abandonarte a la dejadez, al no hacer lo necesario o cualquier hábito que sea negativo para la persona. Este complacerse en abandonar lo que se debe hacer, no tiene nada que ver con la pereza sino una estrategia subconsciente de minar el camino hacia el éxito de la persona. El complaciente no tiene nada que ver con la generosidad o entregarse a algo que te realiza, es un boicoteador que se complace en que renuncies, te prives o te pierdas en el otro pero no lo hace por el otro sino por restarte y limitarte a tí porque siente que tú no tienes ninguna importancia y sólo vales en la medida que el otro te acepte y valore; por eso le dices sí a todo, por eso te invita a renunciar a tí. Quieres privarte de lo más esencial de cualquier vida: ser tú mismo, mirar por ti y lo que de verdad necesitas.
- El Rebelde siempre tratando de que hagas lo contrario de lo que se espera de tí, sin mirar si realmente te interesa o no, ni poder aguantar que nadie te diga lo que deberías hacer. Hará que tomes decisiones inconscientes que no siempre son positivas porque no hay un razonamiento objetivo de lo que te conviene o no sino un impulso inconsciente de hacer lo contrario de lo que se espera o incluso de lo que tú esperas y quisieras de tí porque, el rebelde, no se rebela contra ninguna injusticia sino que te castiga rebelándose contra lo necesario para tu Felicidad. Es un boicoteador que actúa con la apariencia de rebeldía frente a alguien pero se rebela contra ti mismo.
- El Formalista que no te deja moverte del guión que te han diseñado los demás, siendo prisionero de lo formal y las normas, sin dejarte ser natural ni tú mismo. El Formalista te boicotea haciéndote creer que no eres válido si no te riges por esa formalidad de las normas y lo que se espera de tí. Es un boicoteador de apariencia contraria al anterior pero que persigue lo mismo. Uno no te deja ser tú y te mantiene prisionero del rechazo y la rebeldía, el otro tampoco te deja ser tú y te mantiene prisionero de las normas y lo que se espera de tí. Caminos distintos para lograr lo mismo, privarte de que realmente decidas lo mejor para tí. Ambos te harán difíciles las relaciones, uno por imprevisible y el otro por demasiado plano y previsible.
- El Impaciente nos lleva como a empujones y no nos deja estar en el presente y por lo tanto disfrutarlo. Nos roba la vida poco a poco, sin que nos demos cuenta porque siempre nos hace desear lo que no tenemos en el momento. Nos llena de ansiedad y hace que actuemos con brusquedad en las relaciones. Es un boicoteador que te engaña haciéndote creer que debes conseguir las cosas ya mismo y cuanto más rápido vayas más fácil te será. Tiene la apariencia de estar contigo porque hace que te muevas a tus deseos y por eso su engaño es más sutil y más fatal. Lo que en realidad quiere con la precipitación, brusquedad y falta de paciencia y perseverancia en tu acción, es precisamente que no lo consigas porque tendrás más dificultades con las personas y los posibles obstáculos que si tu acción es serena y continua.
- El Conformista es contrario al anterior pero nos engaña con la misma sutileza y perversión. Se nos muestra como alguien que favorece la felicidad ya que se acomoda siempre a lo que tienes y eso nos da una apariencia de paz y disfrute, el problema es que se resigna aunque tengas una situación de carencia, una relación de pena y un ambiente que te anula. No te da la paz de la aceptación sino el dulce amargor de la resignación, arrancando de tu mente cualquier semilla de emprender cambios o querer mejorar, convenciéndote sutilmente de que ya estás bien. En realidad es un niño asustado, que no cree en sus valores y le da miedo lo nuevo y los cambios, creyendo que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Nos fue útil cuando tuvimos que soportar situaciones difíciles que no teníamos la posibilidad de cambiar, como cuando éramos niños y no controlábamos nuestro destino, pero en la vida adulta nos impide progresar. El conformista nos engaña disfrazando nuestro miedo e inseguridad con una falsa aceptación de una realidad que no nos llena. Pude ser el más sutil y también el más fatal de los boicoteadores porque al darnos la falsa paz del conformismo, nos impide progresar y atrevernos a ir más allá de lo que nos limita, dando paso a todo tipo de inercias, estancamientos y parálisis permanentes. Tienes que identificar a tu boicoteador, el personaje o personajes con que se manifiesta y las áreas de tu vida donde más te daña o castiga.