El Tantra se le conoce como el Arte de Amar y lo más divulgado es su forma profunda y sagrada de vivir la sexualidad pero es mucho más, es el Arte de Vivir todo lo que es importante en la vida y para vivir bien ¿qué necesitas? Energía y la capacidad de saber usarla en lo que realmente quieres.
Para el Tantra, todo lo que te sucede es consecuencia de la energía que tienes y de cómo la usas. Aprender a manejar la energía es esencial para conseguir tus sueños, viviendo con menos dolor y más gozo.
Desde esta perspectiva energética con que el Tantra ve todo, la vivencia de una sexualidad rica y plena de emociones, es la cumbre energética del ser humano y su culminación, la experiencia del orgasmo, el resplandor que ilumina.
Su gran aportación es que te sana de esa escisión entre espíritu y materia en que nos han educado. Ya no tienes que renunciar al cielo para disfrutar de la tierra, ni renunciar a ser espiritual para disfrutar de tu cuerpo y tu sexo porque la vida es sagrada, la tierra es sagrada y tu cuerpo, como parte de la vida y la naturaleza, también es sagrado.
Tu sexualidad es un regalo de Dios, el gran presente de la Vida. Algo que te ha sido dado no solo para tu gozo sino también para recordar el poder inmortal que tienes, lo que en realidad eres. Un ser de luz y energía.
Una sexualidad gozosa y rica en emociones es buena para tu cuerpo, tu salud, para mantenerte joven y vivir con más creatividad; cierto, pero el Tantra va más allá porque el sexo no es solo fuente de gozo, salud y bienestar; es también una experiencia que te conduce al maravilloso éxtasis de sentirte divino, de retornar a la Totalidad.
Cabalgando en la ola cósmica del placer, los amantes llegan al cielo, retornan a la naturaleza divina que hay en ellos porque ya no hay tú ni yo sino la Totalidad en que ambos fueron forjados. Son divinos, mágicos, poderosos.
Muchas veces no es así y la vivencia de la sexualidad es más pobre, centrada en el deseo y la necesidad pero si aprendes a vivirla con corazón y conciencia, entonces sí puede llevarte a la plenitud.
La sexualidad es como un río que nace en la Montaña del Deseo para culminar en el Mar de la Plenitud. Cuanta más agua lleve ese río, cuanto más lo nutras de emociones, caricias y sentimientos, con más fuerza conmoverá todo tu ser, llevándote al éxtasis supremo pero si hay poca agua, si es sólo sexo y genitalidad, será una satisfacción más pero no la plenitud que te ilumina.
El trabajo tántrico ante la sexualidad es sobre todo emocional. Abrirte plenamente dejando atrás los miedos. Estar totalmente presente dejando atrás la mente y sus expectativas. Estar en tu cuerpo y en ti sin límites para poder estar totalmente con el otro/a.
Entonces esa experiencia de la plenitud no es solamente gozosa sino que ilumina tu cerebro tu conciencia, sana a la pareja, sana a la persona y nos lleva a todos un poco más allá de los límites en que tantas veces nos encerramos.
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Francisco Torres